La semana pasada estuvo de paso por Chile Monseñor Juan José Aguirre quien compartió su testimonio misionero en África en distintas instancias y foros organizados por la AIS y Coaniquem. Su diócesis ubicada en Bangassou, en la República Centroamericana. Se trata del segundo país más pobre del mundo con varios cientos de miles de desplazados internos y la mitad de sus niños sin escolarizar.
Su testimonio resulta impactante e invita a una profunda reflexión personal de compromiso por el Evangelio.
Monseñor Aguirre recuerda que tras su primera misa, en la misión, cuando se quitaba la casulla, otro sacerdote ya veterano, le dijo: “Sal allí fuera y saluda a la gente: te quieren bendecir”. Y lo hicieron: “Me escupieron en las manos, porque yo era el puente que los unía con el Creador”. Después el ,mismo sacerdote le dijo que tenía que saludar a los leprosos. “Llegaban arrastrándose sobre sus muñones a la altura ya de la rodilla, y me alargaban sus manos que eran sus codos, mientras me transmitían su aliento de vida frotándome sus partes blandas, narices, labios y orejas que ya no existían. Yo temblaba aterrado. Y entonces, ese sacerdote me susurró al oído “Tócalos con el amor con que tocas la sagrada forma, porque es al mismo Cristo a quien estás tocando”. Este pensamiento le acompaña siempre.
Monseñor Aguirre ayuda a miles de refugiados que llegan a su diócesis, protege a las ancianas acusadas de brujería, lava, perfuma y cuida a los enfermos de sida que le traen en una carretilla cuando ya sólo pesan 40 kilos y ha arrancado de la muerte a numerosos bebés de su diócesis, como a Miriam, que llegó con dos días de vida. Su madre había muerto en el parto y su padre la trajo en una bolsa: “Si no la quiere, tírela a la basura”. Hoy tiene 9 años y sonríe con sus amigas, hijas de niñas que fueron violadas a los 12 años. Cuida de enfermos de malaria y de sida, las auténticas epidemias en África.
Alguien le pregunta por el ébola. “El ébola hace 40 años que existe en 5 países. Los médicos están haciendo una labor magnífica contra el ébola, pero no salen de su perímetro porque así lo tienen establecido por contrato. Liberia es muy grande y a 50, 100 kms. también se combate el ébola, por agustinos recoletos, javerianos, de la madre Teresa de Calcuta, de San Juan de Dios, de María Auxiliadora… pero no salen en la tele porque tampoco los periodistas abandonan su perímetro, como no salieron las nueve monjas que cayeron una tras otra en el Congo, pero ellos sí están allí”.
Los islamistas radicales se han dispersado por África con sangre, abusos y violencia. Hace poco apresaron a uno de estos cabecillas en la diócesis de Bangassou. Cuando se lo llevaban detenido, la gente se desahogó por todo el sufrimiento que habían padecido gritándole las más innombrables expresiones de odio e ira. Fue entonces cuando Monseñor Aguirre se acercó al criminal y le tendió la mano deseándole un buen viaje, y tras él, algunas de las víctimas de sus delitos hicieron lo mismo.
“El secreto está en la oración”, comenta. “Solamente la oración diaria es capaz de retirarnos de la contingencia de lo superficial para enraizarnos en la profundidad que es Cristo”, concluye.